Bajo el cielo de Tecali, las manos de los pobladores, le sacan luz a las piedras. Tecali es un pueblo más de ese México de calles sin pavimentación, de servicios básicos, de gente sin prisa. También es parte de ese país de contrastes con casas grandes y chicas, con coches pobres y choches lujosos. Un pueblo en el que la economía local proviene del subsuelo, de la extracción y la talla de piedras.
Tecali, hace honor a su nombre “casas
de piedra” pues proviene de los vocablos tétl (piedra) y calli (casa)
de origen Nahuatl. Se localiza en el centro del estado en el extenso valle de
Tepeaca.
En sus calles, se abren las puertas de
las casas para ofrecer los productos de
ónix y de mármol. Es un pueblo tranquilo en el que se puede pasear sin
prisa. Gozando de sus calles amplias,
sin apenas evidencias de contaminación visual y auditiva.
Piedras de Ónix talladas a mano, son
la materia prima de lo que subsiste el pequeño pueblo. Desde piedras sin tallar
que funcionan como pisapapeles hasta tallas de gran tamaño con calidad de
exportación. Lámparas, cubiertas para muebles, pisos, son solo ejemplos de la
diversidad de piezas que producen sus artesanos que viven del color y la
textura de las piedras.