La ciudad de México, por sí
misma es un viaje completo. La riqueza social y cultural del México del siglo
XXI se fusiona y contrasta en "El ombligo de la luna". Una
metrópoli tumultuosa, con infinidad de facetas y frecuentemente
con muy poca calidad de vida por la prisa, la distancia, la contaminación o el
estrés de alguien cansado a nuestro alrededor.
No
es la primera vez que observo de cerca la histeria colectiva y la desconfianza
que se asienta en los sistemas de transporte; donde se mezcla con los aromas a
sudor, tacos, perfumes baratos, música estrepitosa que tratan de vendernos y
que nos duele, y todo ello contribuye a construir y delimitar una gran
paranoia de la que todos participamos. He vivido cortas temporadas, y he sido viajero
en tránsito innumerables veces. Me he involucrado en la dinámica de la ciudad
de distintos modos, la he visto, amado y odiado desde diferentes ángulos, como
a cualquiera que disfruta y padece al monstruo en el que habitamos. Caminando
al mismo ritmo, con los mismos miedos, con las mismas necesidades, con el anonimato
de las personas que habitan las grandes urbes. Con el anonimato que permite ser
uno mismo, porque al mismo tiempo, uno no es nadie. Las imágenes de la
diversidad caminan todos los días construyendo murallas de gente que respira,
ama y trabaja sobre unas calles históricas que nos permiten percibir nuestra
pequeñez en el tiempo.
La
Ciudad de México es como un catálogo viviente del México en el que crecimos, no
en vano es la ciudad con mayor flujo de migración interna en el país, la
política tiene su cúpula y conviven culturas, credos, ideas y
relaciones comerciales y sociales de todo tipo.
Los contrastes en las calles y entre su gente
no terminan nunca, al contrario, se enciman, evidencian y multiplican los
opuestos que forman el ser humano como individuo y sociedad. La capital sufre
la mayoría de los problemas que aquejan a México y los propios de las grandes capitales.
No obstante también goza de las ventajas de la sociedad moderna, en las que se
fusionan diversas culturas a la luz de la infraestructura de la civilización
contemporánea.
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