viernes, 28 de febrero de 2014

Tecali de Herrera



Bajo el cielo de Tecali, las manos de los pobladores, le sacan luz a las piedras. Tecali es un pueblo más de ese México de calles sin pavimentación, de servicios básicos, de gente sin prisa. También es parte de ese país de contrastes con casas grandes y chicas, con coches pobres y choches lujosos. Un pueblo en el que la economía local proviene del subsuelo, de la extracción y la talla de piedras.


Tecali, hace honor a su nombre “casas de piedra” pues proviene de los vocablos  tétl (piedra) y calli (casa) de origen Nahuatl. Se localiza en el centro del estado en el extenso valle de Tepeaca.
En sus calles, se abren las puertas de las casas  para ofrecer los productos de ónix y de mármol. Es un pueblo tranquilo en el que se puede pasear sin prisa.  Gozando de sus calles amplias, sin apenas evidencias de contaminación visual y auditiva.
Piedras de Ónix talladas a mano, son la materia prima de lo que subsiste el pequeño pueblo. Desde piedras sin tallar que funcionan como pisapapeles hasta tallas de gran tamaño con calidad de exportación. Lámparas, cubiertas para muebles, pisos, son solo ejemplos de la diversidad de piezas que producen sus artesanos que viven del color y la textura de las piedras.

En el centro del pueblo, frente a la plaza; se encuentra en antiguo templo franciscano del siglo XVI del cual sólo queda el casco del que fuera un esplendoroso templo en pleno valle de Tepeaca. 

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